Números o listas de artículos también son propensas a ser olvidadas
A todos nos ha pasado: nos encontramos platicando tranquilamente con alguien que acabamos de conocer y de repente nos damos cuenta de que no recordamos su nombre. Puede ser motivo de pena, pero la buena noticia es que existe una razón evolutiva detrás de esto.
El Dr. Dean Buonomano, profesor de neurobiología de la UCLA, explica por qué los nombres de las personas son difíciles de recordar. Según sus investigaciones, el cerebro humano es el dispositivo más complejo en el universo conocido; posee muchos errores, limitaciones y fallas.
El problema de recordar nombres radica en que el cerebro tiene problemas para retener determinado tipos de información. Las listas largas de números, cosas o personas son buenos ejemplos. Además agrega que el acto de darnos nombres unos a otros es reciente en la historia evolutiva, por lo que el cerebro humano no está aún adaptado a esta condición.
Las personas somos buenas recordando cuando una pieza de información está asociada a un recuerdo, por lo que el nombre de una nueva persona es difícil de retener pues no tiene una base con la cual relacionarse.
Diversos estudios también demuestran que las personas son más propensas a recordar a una persona en el contexto de su profesión. Una de las razones es porque el cerebro tiene una arquitectura asociativa: aprendemos creando vínculos de cosas que observamos o vivimos.