Cada habitante de esta ciudad, en promedio, genera 1.4 kg de basura al día, eso se traduce en 12 mil toneladas de basura al día.
Para nosotros es muy fácil, dejamos caer la envoltura de chocolate o la lata de atún en un basurero y nos olvidamos completamente del problema. Como si realmente desapareciera. Sin embargo, no lo hace, y manejar todos los residuos de una ciudad como la nuestra no es tarea fácil. Si se considera que cada habitante, en promedio, produce 1.4 kg de basura al día, lo que significa 12 mil toneladas de basura al día, se puede empezar a entender la magnitud del problema. Aquí explicamos qué es lo que le sucede a la mayor parte de la basura en nuestra urbe.
En un principio el Gobierno de la Ciudad, sin pensar en las repercusiones que esto pudiera tener en el medio ambiente, alojaba los residuos sólidos en tiraderos de cielo abierto.
Hoy día estos mismos residuos se almacenan en diferentes rellenos sanitarios en la CDMX y en el Estado de México.
¿Cuál es la diferencia entre un relleno sanitario y un tiradero a cielo abierto?
El primero es simplemente un terreno en el que se deposita la basura.
El segundo es un espacio acondicionado para la recepción de residuos.
Se localizan en zonas con suelo de baja filtración, se le protege con materiales impermeabilizantes, cada nueva capa de basura se recubre con tierra, se instalan tubos para la salida de gases, existe control de los líquidos que salen de la basura y existe un control de animales nocivos.
La recolección de la basura está a cargo de las delegaciones y se divide en básicamente tres pasos:
1.- Diferentes vehículos barren las calles y camiones pasan a recoger la basura de particulares.
2– Posteriormente los desperdicios ya separados en orgánicos e inorgánicos, se concentran en las estaciones de transferencia.
3.– De estas estaciones de transferencia se pasa la fracción de basura inorgánica a las plantas de selección, la fracción orgánica a la plantas de composta y el resto a los rellenos sanitarios.