Tecnología aplicada en nuestros alimentos

Imagina un mundo sin tu fruta o verdura favorita. Algunos invernaderos como el anterior pueden ser nuestra defensa contra tal destino. Bajo el resplandor de las lámparas de alto voltaje, decenas de muestras de cultivos crecen en la Estación Experimental Agrícola en Ginebra, Nueva York.

En este lugar, los científicos de la Universidad de Cornell, cruzan cultivos domesticados con sus ancestros para propagar cepas que resisten mejor a las sequías, las olas de calor y las heladas. La instalación es una de las más de 50 estaciones de investigación en todo Estados Unidos, donde los científicos estudian productos resistentes al clima.

Utilizan técnicas como el genotipado (exploración de genomas de plantas para identificar genes beneficiosos específicos) y análisis de cultivos de tejidos para capturar los rasgos deseables de las plantas silvestres, como la tolerancia al calor o al frío, e introducirlos en cultivos comunes.

En su nuevo libro, Human Nature, el fotógrafo Lucas Foglia documenta estos experimentos agrícolas como una reflexión sobre la intersección de la naturaleza y la tecnología. “Es sorprendente para mí que el futuro de nuestra comida se esté desarrollando en estos invernaderos”, dice Foglia.

El exterior discreto de la estación oculta la ciencia avanzada dentro. Los pimientos a prueba de quemaduras, las uvas que repelen enfermedades y frambuesas resistentes a la pudrición madurar viven como se muestra a continuación en la siguiente foto:

Un brote de piña crece en un tubo de ensayo en el Laboratorio Nacional de Preservación de Recursos Genéticos en Fort Collins, Colorado. Las muestras de plantas se congelan como clones de respaldo en caso de un evento climático destructivo o enfermedad.