Aunque hay menos magia y mucho más ADN involucrado

Se dice que para que un objeto se haga invisible sólo tiene que combinarse la física y la química para que se reflecte la luz y desaparezca. Aunque siempre ha parecido algo imposible, parece que científicos de la Universidad de Northwestern aplicaron esta teoría con éxito.

A partir de una investigación donde se fusionaron nanopartículas de oro con ADN, se generaron capas con diferentes grados de refracción, mejor conocidas como super redes ópticas, lo cual permite modificar colores visibles del espectro y volverlo invisible.

A través del ADN programable, se controlan las propiedades de cada una de las partículas de determinado objeto, posteriormente se configuran para producir lo que se desea; un ejemplo perfecto es la manera en que los camaleones modifican sus filamentos de ADN de acuerdo al ambiente para modificar como lucen.

La investigación surgió en 1966 cuando se publicó un ensayo donde se explicaba un método para programar ADN y la fabricación de nanopartículas en materiales macroscópicos.

Aunque los científicos no están seguros de cómo podría aprovecharse al máximo el uso de este invento, también se ha confirmado que comercialmente podría estar listo para el mercado en unos dos hasta cinco años más.