Algunos pueden caer con la fuerza de armas nucleares y causar importantes daños

La humanidad cuenta con avanzados sistemas tecnológicos para detectar cuerpos celestes que amenazan con perturbar la superficie de la Tierra. Y en las pocas ocasiones en que una de las rocas espaciales tenga como destino la Tierra, casi siempre se auto destruyen en el aire antes de llegar al suelo.

Durante años, los investigadores se han preguntado por qué sucede un nuevo estudio publicado en Meteoritics & Planetary Science sugiere la primera explicación concreta.

Teniendo como referencia un reciente evento de explosión de meteoritos -la roca que detonó en el cielo sobre Chelyabinsk, Rusia– como ejemplo, los científicos intentaron explicar por qué el objeto masivo pareció acortar su vida antes de tocar tierra.

Usando simulaciones por computadora para modelar el camino entrante del meteoro, los datos revelaron que no era necesariamente la fricción de la atmósfera superior la que causó la explosión, sino la diferencia de presión entre el aire frente a la roca y el aire detrás.

Con las presiones contrastantes que rodean la roca y el aire que se filtra en esta mientras baja al suelo, incluso un trozo de roca relativamente fuerte se volvería inestable y comenzaría a desmoronarse. Dada la velocidad a la que los meteoritos entran volando, esa rápida desintegración toma la forma de una explosión, y la onda de choque resultante se convierte en el verdadero agente de daños para nosotros en la superficie.

Algunas explosiones puede detonar con la fuerza de armas nucleares y pueden causar importantes daños y lesiones.