Una nueva investigación se acerca a descubrir el origen de la radiación espacial que impacta a la Tierra

Los rayos tienden a golpear a la Tierra siempre desde un ángulo específico

Los científicos descubrieron hace varias décadas que la Tierra sufre constantemente impactos de alta energía que transmiten radiación procedente del espacio, sin embargo a pesar de los estudios se ha aprendido muy poco sobre este tema.

Recientemente, un nuevo artículo publicado en Science, investigadores del Observatorio Pierre Auger revelan que, aunque todavía no saben de dónde vienen los rayos cósmicos, sabe con certeza de dónde no vienen: La Vía Láctea.

El equipo fue capaz de determinar la ubicación de la fuente de radiación gracias al hábito de los rayos de golpear la Tierra desde un ángulo específico. Las partículas de energía que chocan contra nosotros de forma regular parecen preferir una parte específica del cielo.

Los datos utilizados para llegar a esta conclusión se recogieron durante 12 años, y las posibilidades de que sea un peculiaridad estadística aleatoria son de 1 a 5 millones.

Estamos mucho más cerca de resolver el misterio de dónde y cómo se crean estas partículas extraordinarias, una cuestión de gran interés para los astrofísicos” declaró el profesor Karl-Heinz Kampert, de la Universidad de Wuppertal. “Nuestra observación proporciona pruebas convincentes de que los sitios de aceleración están fuera de la Vía Láctea”.

Científicos descubren el segundo hoyo negro más grande en la Vía Láctea

Su tamaño es cien mil veces más grande que el sol

Un equipo de científicos liderado por Tomoharu Oka de la Universidad de Keio en Japón, parece haber encontrado algunos datos sólidos para respaldar la teoría que un gran agujero negro de gran tamaño habitan en nuestra Galaxia.

De confirmarse, este sería el segundo agujero más grande en la Vía Láctea. Su tamaño es cien mil veces más grande que el sol.

La investigación fue respaldada a través de las observaciones realizadas con el radiotelescopio Nobeyama en Japón. Los investigadores descubrieron lo que parecía ser una enorme nube de gas tóxico ubicada en el interior de la Vía Láctea.

Las áreas de gas se movían extremadamente rápido, e incluso se llegó a pensar la presencia de un objeto masivo. Modelos informáticos avanzados sugieren la hipótesis de que un agujero negro se encuentra cerca del centro de nuestra galaxia.

También se detectaron ondas de radio similares, pero más débiles que se creen fueron producidas por el agujero negro supermasivo.

Uno de los retos más grandes para el equipo de investigación es, de confirmarse el hecho, averiguar de dónde ha surgido este fenómenos. Lo cual es tremendamente difícil, pero hipótesis preliminares especulan que podría haber sido el núcleo de una galaxia enana que la Vía Láctea tragó en algún momento de su historia.

Este fotógrafo captura una imagen hermosa de la Vía Láctea desde un extremo de la Tierra

La belleza del espacio desde el suelo

La Isla del Sur de Nueva Zelanda se extiende a lo largo de 93 kilómetros de impresionante y verde terreno, aunque nada sobre éste supera lo que se ve en el cielo. Esta región es el hogar del observatorio espacial más grande del mundo y sus parajes nos ofrecen las mejores vistas de las estrellas y la Vía Láctea.

El fotógrafo Paul Wilson vive ahí y es un admirador ferviente de mirar las estrellas. Pasa innumerables horas recorriendo su hogar con una cámara para captar los cielos.

Wilson se enamoró del cosmos (y de la fotografía) hace cuatro años, cuando algunos de sus amigos de astrofotografía lo animaron. Normalmente sale a tomar fotos durante febrero y noviembre cuando las noches son más largas y consulta los niveles de contaminación lumínica para localizar los mejores lugares para observar cuerpos celestes.

La siguiente es una impresionante fotografía que captó de la Vía Láctea:

Investigadores encargados de buscar vida en otros planetas nos tienen una mala noticia

¿Podríamos ser los únicos en la galaxia?

Usando la Tierra y nuestro Sol como referencia, los científicos han pasado décadas estudiando las condiciones requeridas para que un planeta sea capaz de albergar vida.

“Ricitos de oro” se denomina a la zona alrededor de una estrella en la que el agua líquida se produce en la superfice y ha sido clave para detectar exoplanetas viables para la vida.

Desafortunadamente, una nueva investigación llevada a cabo por los astrónomos en la Universidad de Hull en Inglaterra sugiere que la mayoría de los exoplanetas en nuestro universo no son capaces de soportar la vida.

El estudio fue impulsado por una investigación que en 2013 propuso que de 70 mil millones a 400 mil estrellas son consideradas enanas marrones, también conocidas como estrellas fallidas.

Usando el estudio anterior como línea base, el equipo tuvo como objetivo determinar cuántas estrellas enanas había sólo en nuestra galaxia. La densidad en el grupo investigado llevó a los científicos a calcular la existencia de 70 mil millones.

Las enanas son cuerpos celestes demasiado calientes para albergar vida, pero también demasiado fríos para proporcionar calor a los planetas que pudieran estar en su órbita.

Eso significa que, alrededor de una cuarta parte de las estrellas más cercanas a la Vía Láctea no pueden proporcionar las condiciones necesarias para la formación y conservación de la vida.

Además, un planeta que no se encuentre en una zona “ricitos de oro” difícilmente tendría la posibilidad de vida en su superficie.